Cine Diana: un emblema del Saladillo que lleva años vacío

2022-10-22 19:07:34 By : Mr. Zoncen DG

Foto: Marcelo Bustamante / La Capital

La sala del cine Diana va a cumplir tres años cerrada y la esquina de avenida del Rosario y Lituania dejó de ser un punto de encuentro para la vida social del barrio. 

Los más grandes del barrio todavía lo mencionan como "el cine" del Saladillo. Los más jóvenes recuerdan alguna función gratuita, de no hace muchos años, cuando el lugar funcionó en el marco del programa Espacios Solidarios del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa). Lejos de aquellos días, la sala del cine Diana ya va a cumplir tres años cerrada y la esquina de avenida del Rosario y Lituania dejó de ser un punto de encuentro para la vida social del barrio. Contra ese destino de abandono, un grupo de vecinos y los dueños del cine empujan un proyecto para convertirlo en un centro cultural.

Hasta fines de 2019 en la emblemática esquina de barrio Saladillo funcionaba una serie de talleres de expresión que sostenía la Secretaría de Cultura del municipio. Pero las restricciones para evitar contagios de coronavirus y los recortes presupuestarios para atender las demandas de la crisis sanitaria dejaron las actividades suspendidas.

Unos días antes del comienzo del aislamiento social, preventivo y obligatorio, las autoridades del Ministerio de Cultura de la provincia recorrieron la sala de zona sur guiados por un grupo de vecinos del barrio. En la recorrida, los funcionarios evaluaron las necesidades del edificio y las obras necesarias para recuperar el lugar.

"El cine Diana es parte de la historia del barrio. Fue el lugar donde se encontraban las familias de trabajadores del frigorífico, donde convivían los hijos de hogares de criollos con los descendientes de inmigrantes griegos, polacos o yugoslavos", señala Luis Alberto Gómez, profesor de guitarra, nacido y criado a la vuelta del cine Diana.

Para el músico, fue esa mixtura la que cimentó la cultura y la identidad del barrio. Y el gran desafío pasa por recuperar esos rasgos. "Se ha perdido esa idea de comunidad, de pertenencia, de afecto que existía en el barrio. Por eso son importantes estos proyectos comunitarios", destaca.

La iniciativa de los vecinos para recuperar el cine tiene algo de esa impronta. Según destacan, el deseo de transformar el cine Diana en un espacio cultural no sólo obedece a la nostalgia, sino que consideran que la sala aún tiene mucho para ofrecer a la vida del barrio.

El cine Diana se inauguró en 1943 y rápidamente se convirtió en el punto de encuentro para los vecinos del barrio que participaban de las funciones del continuado, un lugar que alimentó sueños y amores. La sala cerró en 1972 y desde entonces la esquina fue ocupada alternativamente por depósitos de mercaderías y locales comerciales.

En 2013 los vecinos lograron que el cine volviera a abrir sus puertas. Luego de intensas gestiones realizadas por la Asociación de Amigos del Cine Diana y de la Asociación Amigos de Barrio Saladillo, el lugar fue elegido como uno de los llamados Puntos Incaa, fue reabierto durante un tiempo a través del programa Espacios Solidarios del Incaaa.

En los últimos años, las proyecciones de películas se alternaron con talleres culturales, pero la pandemia dejó definitivamente la sala vacía.

Fernando Vitulis y Eduardo Arminchiardi recibieron la sala como parte de una herencia familiar. "Mi papá era viajante, representaba a varias empresas mayoristas de alimentos y repartían mercaderías en todo el bajo Saladillo, Villa Manuelita, Villa Gobernador Gálvez, barrios considerados pesados en esa época", recuerda Vitulis.

Al principio usaban como depósito de mercaderías el garaje de una casa vecina, pero en los 70, cuando el Diana cerró sus puertas, empezaron a alquilar el cine y lo transformaron en depósito de mercaderías. Cuando el edificio fue a remate, la prioridad que les daba ser inquilinos de la construcción y un crédito del Banco Santa Fe les permitieron convertirse en propietarios.

Desde entonces, cuenta, "en el lugar funcionó el comercio familiar, hasta los saqueos del 89 cuando nos vaciaron el local y no pudimos volver a abrir". Vitulis es ahora uno de los más fervientes impulsores para que el cine pueda convertirse en un espacio dedicado a la cultura. "Como el cine Lumiére en la zona norte, el Diana puede ser el centro cultural de la zona sur", dice.

A fines de 2013, y como resultado del trabajo intenso de la Asociación de Amigos del Cine Diana y de la Asociación Amigos de Barrio Saladillo, la sala fue reabierta como parte de de un programa de Espacios Solidarios del Incaa.

Amadrinado por la actriz rosarina María Fiorentino, el instituto de cine donó a los vecinos un equipo desmontable con un sistema de sonido, proyector, reproductor DVD, reproductor VHS y micrófonos. Con esos aparatos se organizaron funciones los fines de semana y ciclos para las infancias durante las vacaciones. La entrada era simbólica, el que no tenía pasaba igual.

El municipio también hizo su parte, afrontando los costos del alquiler de la sala y sumando talleres y actividades para los vecinos.

Todo se apagó con el comienzo de la pandemia. Ahora los vecinos buscan una segunda oportunidad para la vieja sala que todavía late en el barrio.

Este lunes comienzan a regir las fotomultas, con un total de 70 nuevos puntos de control fijos y cuatro móviles.